Desde tiempos remotos, la danza ha sido un medio de comunicar ideas, expresar emociones o bien, simple entretenimiento. Cada cultura tenía su particular estilo de mostrar sus costumbres, utilizando la danza según correspondía a su naturaleza.
La danza forma parte inseparable del entorno natural. En épocas prehistóricas nuestros antepasados, sirvieron a la naturaleza y no ésta a ellos, como sucedió al desarrollarse civilizaciones más complejas.
Antes de la introducción al lenguaje, el medio más importante de expresión individual era el cuerpo. Al desarrollarse el lenguaje y a su vez hacerse más complejo, provocó que la sensibilidad del género humano trajera como consecuencia, que el lenguaje reemplazara al movimiento corporal como principal medio de comunicación. No obstante, existen muchas cosas que no pueden ser comunicadas por medio de la palabra y sólo pueden expresarse a través del cuerpo.
Danza del Vientre
Es también conocida como “danza oriental”, (para distinguirla del norte de África o del Oriente Medio), danza egipcia, danza popular y danza árabe.
Se desconoce el origen exacto de la danza del Vientre. Muy probablemente nació en Oriente
Medio, Egipto, Líbano…
Originalmente, tuvo un significado en términos rituales y de ceremonia, debido a que, según lo que pensaba la gente, expresaba los misterios de la vida y la muerte.
Como toda danza primitiva, su origen estuvo ligado al culto religioso, el cual formaba parte de la vida cotidiana y tenía gran importancia en todos los aspectos de la existencia humana, como el crecimiento de nuevas cosechas, el nacimiento de un bebé, el casamiento de dos amantes. Eventos asociados con la fertilidad.
Según antropólogos, la danza fue una forma de celebración ritual de la fertilidad desde los tiempos de la Era del Alto Paleolítico, hace aproximadamente 30000 años a.C , con el hallazgo de la “Venus de Wilendorf”, representante de la figura humana. Suponen que la antigua iconografía de la mujer retratando la danza, sugiere una conexión religiosa o tal vez espiritual, entre feminidad, danza y fertilidad. Las primeras civilizaciones que se originaron en el Medio Oriente, adoraron a deidades femeninas. La mitología desde esa Era, se centraba en la “danza del nacimiento”. Danza relacionada directamente entre la estacional fertilidad cíclica de la mujer y la fertilidad de la tierra.
La creencia de un creador femenino surgió, de la obvia idea de que fueron las mujeres quienes dieron a luz. Los poderes mágicos de la mujer para procrear eran extensivos al mundo natural y por lo tanto le correspondía contribuir a la productividad de las cosechas. Esto es lo que dio origen al mito de la Gran Madre, o diosa: Las mujeres realizaban rituales de danza de honor a la gran diosa y los hombres eran marginados, al igual que en todas las ceremonias femeninas relacionadas con la fertilidad.
La danza oriental es un arte, que durante largo tiempo ha sido tomada solo como un medio más para excitar y seducir los sentidos. Sentimiento originado en un profundo sentir religioso, que se fue degradando poco a poco. Durante la era musulmana (que tuvo sus inicios en el año 622, posterior a la era cristiana), la danza se caracterizaba por un decoro más estricto, anterior a la pérdida de la esencia religiosa que la impregnaba. La danza servía para infundir alegría a las reuniones, evitando en la mayoría de los casos la vulgaridad y la desnudez de los danzantes, como había sucedido anteriormente. Después de la era musulmana fue casi imposible seguir con los estadios evolutivos que pasó la danza oriental, desapareció de los libros durante varios siglos, volviendo a aparecer en los siglos XVIII y XIX.
Desde la época faraónica, fue considerada un elemento educativo antes de pasar a ser una diversión, fue saliendo de los templos y perdiendo su carácter religioso, y poco a poco se incorporó a las ocasiones más alegres de la vida social. Tanto las mujeres egipcias como las árabes en general bailaban en las fiestas y conmemoraciones familiares.
A medida que los tiempos cambian y crece el interés en este arte, muchas artistas, especialmente en Europa y América, están trabajando en elevar el nivel de la danza árabe en el contexto de clubs y restaurantes. El acto del cabaret tiene que ver con la fantasía acerca de la danza oriental, el estilo del espectáculo de Hollywood y el “show business”. En las presentaciones que se realizan hoy en día en escenarios formales, la audiencia no responde con el entusiasmo con que generalmente se recibe a la danza en su contexto cultural. Para este público, es necesario reevaluar cada aspecto de la danza: Los trajes, la extensión y el tipo de números en cada presentación así como su potencial como arte narrativo.
(Fuentes: Shokry Mohamed “danza del vientre”; The serpent of de Nile” de Wendy Buenaventura; texto Keti Sharif ; Shokry Mohamed “La mujer y la danza”)